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- Las religiones son como clubs, exclusivistas todas. Fomentan el concepto de los nuestros para que sepas a quién odiar. (Desmontando a Harry, 1997)

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lunes, 12 de abril de 2010

Sencillez

Es aparecer los primeros rayos de sol, y zafarrancho de combate: se pone en marcha la operación bikini sin perder ni un día. Todo el fin de semana estuvo mi gimnasio tan abarrotado que parecía un botellón del jueves en los jardines de Méndez Núñez; y lo mismo ocurrió en la playa de San Amaro: ayer domingo casi no había lugar donde colocar una toalla en la arena, exagerando un poquito. El invierno fue largo y oscuro, así que parece lógico este apetito voraz por el astro rey; pero si hubiese sido templado y apacible habría ocurrido lo mismo. La vanidad humana es lo que tiene. Podría extenderme acerca de la superficialidad de las prioridades de las personas y lo confundidos que estamos todos, pero no me apetece. Hoy toca hablar de algo mucho más profundo.

Qué equipo el Barça. Es pronto para decirlo, porque estas cosas hay que observarlas con la perspectiva que proporciona el tiempo; pero no he visto ningún equipo que dignifique tanto el juego como este Barcelona de Pep Guardiola. Da igual a quién se enfrenten, los jugadores que salgan al campo y la competición que disputen. Sólo entienden el fútbol de una manera, la única que realmente existe y que, a la vista está, ofrece los mejores resultados: hay que tener la pelota, mimarla, tener paciencia, conducirla hasta la portería contraria y colocarla en el fondo de ella. Parece sencillo, pero es muy, muy difícil. Ésa es la palabra: sencillez. También se necesita talento, y en el Barça sobra. Pero igualmente lo hay en otros equipos. Y buenos jugadores, que también los tiene el conjunto azulgrana. Como el Real Madrid, el Manchester, el Bayern Münich y tantos otros equipos. ¿Cuál es la diferencia, entonces? ¿Porqué el Barcelona lleva casi dos años asombrando al mundo con su juego aparentemente fácil, pero demoledor?

La diferencia es, desde luego, Pep. Yo no entiendo de fútbol, pero soy capaz de adivinar que él sí lo comprende. Cualquiera puede observar que disfruta con lo que hace, a diferencia de tantos otros que sólo parecen disfrutar con lo que cobran, o cuando los resultados acompañan. De momento parece un tipo humilde, respetuoso con el rival y con sus jugadores, lo que sin duda también es una piedra angular de su éxito. Los resultados por sí solos ya avalan su trabajo, pero es que además está el modo en el que llegan esos resultados... que nadie pone en duda, ni siquiera sus rivales. Y luego está, por supuesto, ese jugador desequilibrante que todo gran equipo necesita para marcar diferencias, ese que hace mejores a sus compañeros y que, como los niños pequeños, parece que hace lo que hace de forma natural, directa, sin complicaciones...

Xavi.

Que conste que esto lo está escribiendo un madridista. Pero tras el (aparente) enésimo fracaso de la política del talonario de Florentino, sólo queda rendirme a la evidencia: este Barça sí es un equipo de fútbol. Y un servidor, como amante del deporte espectáculo, no puede hacer otra cosa que disfrutar con este equipo. Así que enhorabuena, Pep, y que nos sigas haciendo gozar de este maravilloso juego.

Dicho ésto, que me sentía obligado a escribir, quiero terminar con este colofón:

¡HALA MADRID!


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2 comentarios:

C B dijo...

Comparto lo que dices: aunque todos se fijen en los actores principales, léase Messi o Xavi, el responsable del éxito y del buen fútbol es Pep Guardiola...

ElDeMonteAlto dijo...

Está claro, amigo. Hay que prepararse para una época oscura en cuanto a la consecución de títulos de color blanco...