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- Las religiones son como clubs, exclusivistas todas. Fomentan el concepto de los nuestros para que sepas a quién odiar. (Desmontando a Harry, 1997)

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lunes, 29 de marzo de 2010

La red

Hay un debate que todos los años se establece por estas fechas: ¿a qué coño viene esto del horario de invierno y el de verano? ¿Porqué hay que estar pendientes de atrasar o adelantar el reloj una hora? Y cada año, invariablemente, aparecen los mismos argumentos defendiendo una u otra postura: que si el ahorro energético, que si cómo afecta a los biorritmos de la gente... El resultado, año tras año, es el mismo: combate nulo. Sea como sea, a mí me parece poco trascendente el tema, pero reconozco que me encanta que la luz de los días se alargue al anochecer: mis biorritmos sí agradecen eso. Por tanto, bienvenido sea el luminoso verano.

Ya escribí hace un tiempo sobre esto, pero tengo que volver a hacerlo. Hace días que no sale de mi cabeza una imagen que ví navegando por internet. Buscando un lugar de descargas alternativo a los que suelo utilizar (necesitaba una peli de ciencia ficción un poco rara), llegué a un portal chileno un tanto curioso, en el que la mayor parte del contenido era de carácter local pero que, como todo lo que está en la red, su alcance va más allá de las fronteras físicas y políticas, y contaba en sus foros con multitud de usuarios de los más diversos países, mayoritariamente de habla hispana. El portal en cuestión cuenta con todo tipo de información: desde deportes, noticias, cine y demás temas generalistas, hasta la descarga (ilegal) de cualquier tipo de archivo digital: películas, series, juegos, música... además del consabido y casi imprescindible, para cualquier sitio que se precie, rincón para el porno; pasando, en un simpático ejercicio de querer acaparar todo tipo de audiencia, por lugares donde discutir sobre literatura, filosofía y otras artes más minoritarias, como escultura, arquitectura... ¡o danza! Un pastiche, vamos. Hasta aquí, nada que lo distinga de cualquier foro de los que visito habitualmente. Pero este tenía un apartado que ponía 'Gore. Fotos y vídeos', lo que despertó un poco mi interés; no porque no lo hubiese visto en algún otro sitio, con resultado siempre decepcionante, pero algo en el tono general irreverente del portal hizo que me picase un poco más la curiosidad. Así que allí pinché, para mi desgracia. El dichoso apartado 'Gore' era (es) un enorme sitio con veinte o treinta subforos, bien ordenados, sobre todo tipo de material explícito sobre sangre, vísceras y casquería variada; lo que hasta aquí tampoco es que fuese algo excepcional que no hubiese visto en otros sitios. Pero... uno de esos subforos contenía ciertos vídeos supuestamente reales sobre ejecuciones y torturas que se grabaron en algunos lugares poco... civilizados. Ahorcamientos en China, sentencias en algún país árabe que consistían en cortar las manos al ladrón... No pude reprimir la curiosidad y pinché en los enlaces para verlos, cosa que hice para comprobar, en primer lugar, que fuesen reales; y en segundo, que hay que tener un sentido del morbo algo malsano para colgar esos vídeos en la red... para saciar otro morbo también malsano de los que finalmente terminamos viéndolos. Pero ya se sabe: la curiosidad mató al gato, y si no lo hizo le dejó algún tipo de trauma cuando era un cachorro, que dicen. De cualquier modo, aunque lo que allí encontré hasta ese momento era asqueroso, no dejaba de ser la plasmación en imágenes de cosas que nos cuentan en los telediarios, así que tampoco era para tanto. Continué viendo algunas fotos de accidentes de coche, de operaciones quirúrgicas a corazón abierto, un tipo al que las pirañas del Amazonas habían semidevorado... y cuando iba a dejar el sitio, encontré un enlace que decía 'Decapitación de un soldado por parte de un niño'. Pensé en pasar de largo, pero cualquiera comprenderá que, a esas alturas, no podía hacerlo. Así que entré. El vídeo tenía un logo en caracteres árabes y parecía una de esas grabaciones que emitían los partes televisivos cuando ocurrió la invasión de Irak: en ellos se veían varias personas encapuchadas de pie con armas, de rodillas frente a ellas otra persona maniatada, y después de una perorata seudoreligiosa alguien cogía un arma blanca y procedía a la decapitación del arrodillado. Nunca se veía demasiado bien, pero aquello ya parecía demasiado fuerte para los poco acostumbrados ojos de un occidental a la barbarie que conlleva una guerra, así que tras muchas protestas de los escandalizados espectadores aquellas imágenes dejaron de emitirse. A lo que iba: el vídeo en cuestión mostraba a un niño, como mucho de unos doce años, inconfundiblemente árabe, con un adulto cuya cara estaba oculta que le pasaba cariñosamente la mano por el hombro. Había varias personas más alrededor, y todos estaban al aire libre, en un escenario desértico. Se oían cantos de personas que no aparecían en pantalla. De repente, la cámara que lo enfocaba y a la que el niño miraba fijamente, con la boca tapada por una especie de bufanda se movió a su izquierda y apareció una persona tumbada, a la que otras dos sujetaban. La persona estaba inmóvil, pero se le veían los ojos abiertos de par en par, como si estuviese en trance. Vestía túnica blanca, pero era occidental. El plano se abrió hasta incluir al niño y al tipo que tenía a su lado, que en un momento dado cogió un gran cuchillo, como un machete, que colgaba de su cinturón. Se lo entregó al niño, mientras los cantos proseguían; y éste, sin esperar ni un sólo segundo, se abalanzó sobre la persona que estaba tumbada y empezó a... Bueno, hay que dejar algo a la imaginación. Yo pensé que el vídeo se pararía allí, pero el hecho de que el contador de tiempo marcase que aún quedaban dos minutos para que finalizase me indicó que quedaban dos minutos de tortura sicológica para el que tuviera entrañas para seguir viéndolo. No pude apartar la vista de la pantalla, pero cuando finalizó me pregunté qué coño hacía yo contemplando aquello. Más tarde, ya en cama, me pregunté más cosas acerca del mundo en el que vivimos y cuán ciegos estamos acerca de las cosas que nos rodean; las respuestas no son sencillas, pero en realidad no quiero rebuscar demasiado para no encontrar nada que no sea capaz de soportar... como habitualmente hacemos. En todo caso, una cosa sí me asombra, por mucho que se diga habitualmente, y es la cantidad de información que tenemos disponible gracias a internet... ¿o por culpa de internet?

Sea como sea, como siempre en estos casos no se puede matar al mensajero: ya lo dice Fito, es la mano y no el puñal... No es la red la culpable, sino nosotros. La imagen de ese niño abalanzándose sobre aquella persona... no será fácil de olvidar.

Pero, por si acaso, guardé el enlace de ese portal en favoritos.



P.S.: Lost: al final, mi teoría del purgatorio no va a ser tan descabellada, pero... ¿la isla, un corcho?

viernes, 12 de marzo de 2010

Singles

Por circunstancias, esta última semana he comido en lugares bien diversos: un día en mi casa, otro en el bar de mi hermano, un día después en el de Cris, al siguiente en Salamanca, anteayer en Astorga, e incluso anoche en un McDonald´s... y recordé un detalle en el que me vengo fijando desde hace unos años; algo sobre lo que ya opiné en algún lugar, pero que no deja de llamarme la atención pase el tiempo que pase. Y es la cantidad de gente que pasa esos instantes de la comida, que antes, cuando yo era un chaval, era ese tiempo que aprovechaba la familia/matrimonio/pareja para estar juntos y comentar las incidencias del día... en soledad. Comiendo sola. Como decía no puedo evitar el percatarme, cuando entro en un local y aunque no quiera, de todas esas mesas ocupadas por una sola persona, atentas solamente a su propio mundo, o leyendo el periódico, en inevitable silencio... Antes siempre me preguntaba por las circunstancias que rodearían a aquellas soledades, que parecían destierros de algún sitio que desconocía; o qué habría llevado a esas almas a avanzar en la vida sin nadie con quien compartir siquiera esos momentos de descanso. E incluso me atrevía a intentar adivinar, por las expresiones de sus rostros, si aquellas personas habían elegido aquella soledad o, por el contrario, sería una soledad no autoimpuesta y se habían visto abocadas a sufrirla sin desearlo realmente. Llegase a la conclusión que llegase, lo cierto es que todas parecían... tristes.

Hoy ya no lo hago; ya no me pregunto qué le habrá pasado a esa gente. Sigo observando, pero la respuesta la tenía delante de mis ojos.

Y es que siempre contemplo esas mesas... desde la soledad de la mía.


P.S.:  Miguel Delibes ha muerto. Descanse en paz uno de los más grandes escritores españoles, con el que además descubrí la verdadera literatura y el placer de leer; y que ha escrito maravillas como 'La sombra del ciprés es alargada', 'El camino' (el mejor de todos, para mí), 'Cinco horas con Mario' o 'La hoja roja'.


P.P.S.: Termino con una frivolité: las más guapas de los Oscar del pasado domingo:
 
  Hillary Swank, espectacular de Armani Privé:


Sandra Bullock, de Marchesa:

Cameron Diaz, de Óscar de la Renta:

Maggie Gyllenhaal, con un Dries van Noten:

Anna Kendrick, de Elie Saab:

Diane Kruger lució un Chanel:

Demi Moore escogió un Versace:

Zoe Saldana, de Givenchy:

Charlize Theron, espectacular con un Dior:

Sigourney Weaver, muy elegante con un diseño de Lanvin:

Kate Winslet, de Salvatore Ferragamo:

viernes, 5 de marzo de 2010

Oscars

Este domingo se entregan, un año más, los Oscar. Recuerdo que, cuando yo era pequeño, la ceremonia se vivía desde muy lejos, y no sólo en la distancia: no había internet, ni canales de televisión más allá de la Primera Cadena y la Segunda; así que todas las noticias relacionadas con los premios, salvo los titulares principales, nos llegaban un par de días después. Hoy el tema cambió como la noche que da paso al día, y en cualquier rincón del mundo se sigue simultáneamente la gala por varios canales de información. Además, la industria del cine también evolucionó (o involucionó, según se mire) e intenta dirigirse, adaptándose a los tiempos, a una audiencia mucho más global que, no lo olvidemos, es la que paga las entradas para ver las películas. Las estrellas de hoy tampoco son, al menos para mí, como las de antes: digamos que ya se perdió aquel glamour que destilaban Audrey Hepburn, Cary Grant, Grace Kelly o James Stewart; pero lo que hay es lo que hay, y tendremos que conformarnos con que la reciente hornada de harrypotters, crepúsculos y vampiros varios luzcan el palmito en la alfombra roja. This is it, que diría MJ. Por ello se suele leer por ahí, en algunos foros más o menos clásicos de la red que los Oscars han perdido parte de su magia...

Pero no para mí. Yo sigo esperando cada año el momento de la entrega de los galardones, el desfile de las stars ante el Teatro Kodak y las distintas reacciones del mundo de la Gran Pantalla; y, aunque no los sigo por televisión por culpa del intempestivo horario, al día siguiente me empapo de lo mejor de la ceremonia y, sobre todo, hago un estudio exhaustivo de los resultados. Suena friki, lo sé, y lo asumo. Este año tiene como novedad que al premio gordo, el de mejor película, optan 10 filmes por primera vez en décadas; a mí me parece un error, porque devalúan mucho la media de la calidad de las nominadas (lo mismo ocurriría con cualquier lista que se amplía de un número determinado de candidatos al doble: la media tiene que descender, por narices...), pero el marketing manda, y así se consigue mucha más publicidad cara a la recaudación final de las pelis. He visto  muchas de las nominadas en casi todos los apartados, así que no me resisto a hacer una pequeña quiniela con los resultados. Ahí va: Avatar se llevará mejor película, fotografía, dirección artística, montaje, efectos especiales y los dos de sonido: siete oscars en total. Dejará el de mejor dirección para Kathryn Bigelow (The hurt locker) y mejor banda sonora para Up!. Los actores parecen casi todos cantados: Jeff Bridges, Christoph Waltz y Mo' nique (y bien que lo siento por Pe) se llevarán los suyos, y el de actriz principal, aunque todo el mundo se lo asigna a Sandra Bullock, a mí me parece más reñido. Pero también apuesto por ella, cosa, por cierto, difícilmente explicable: ví su papel en The blind side, y hace de ella misma, como siempre. Eso sí, es un personaje encantador... Los guiones supongo que irán a parar a Malditos bastardos, el original, y Up in the air el adaptado, muy buenos los dos; la mejor canción todo el mundo da por hecho que será para la peli de Jeff Bridges Crazy heart; el oscar al mejor maquillaje se lo pueden enviar por correo a los responsables de Star Trek; y el mejor vestuario estará entre Nine y El imaginario del Dr. Parnassus, aunque casi seguro que se lo lleva el musical de Rob Marshall, por aquello de premiar a una peli que dio mucho que hablar antes de su estreno (y que se quedó en un bluff). Por último, otro oscar cantado es el de mejor película de animación, para la fabulosa Up!.

Bueno, el lunes lo sabremos. Ahí estaré yo, a primera hora de la mañana, escudriñando todos los detalles de la fiesta... y suspirando, un año más, por poder contemplarlos algún día en directo.

¡Nunca se sabe!













P.S.: Definitivamente, a Willy Toledo se le fue la olla.

P.P.S.: Buenísimo:


martes, 2 de marzo de 2010

Iluminados

Me encanta ir al cine. No sólo a ver la película de turno, sino todo el ritual que me monto para hacerlo: escoger la sala, comprobar horarios, leerme las reseñas publicitarias, comprar palomitas (fundamental: no se puede ser cinéfilo sin palomitas)... Podría decirse que, hoy por hoy, es mi único vicio. No hay semana que no pase dos veces, al menos, por taquilla. Y, por supuesto, en cuanto se apagan las luces y terminan los avances de los próximos estrenos, que casi siempre me fascinan, intento sumergirme en la historia que me cuentan, meterme en la piel del protagonista sin moverme de mi butaca e intentar comprender, algunas veces, qué me quieren contar con lo que estoy viendo. Si consigo salir de la sala pensando al menos un par de minutos más en lo que acabo de ver, ya doy por bien empleado el tiempo invertido.
Sin embargo, me revientan el alma los actores y actrices que desempeñan su trabajo en otro sitio que no sea delante de las cámaras. Siguen interpretando sus personajes en la vida real y, en algunos casos, se creen ser otra cosa distinta de lo que son. Me toca las narices sobremanera el papel salvavidas que se arrogan algunos encabezando manifestaciones en pro de cualquier supuesto derecho de algún colectivo marginado, pisoteado por algún gobierno desalmado o alguna multinacional opresora, y que en cuanto acaban se suben a su avión privado rumbo a las playas de Bali, a descansar de tanto trajín... O la postura que adoptan en las entregas de premios, creyéndose por encima del bien y del mal y faltándole al respeto a cualquier representante político; cosa que, por cierto, si hiciese yo me montarían un pollo del quince, sin ningún miramiento. Pero eso es otra historia. Ahora salta Guillermo Toledo, que tanto me hizo reír en '7 vidas', por ejemplo, poniéndose del lado del 'oprimido estado cubano' y de su gobierno (una dictadura, que los artistas siempre suelen olvidar el detalle) y defendiendo su papel en el caso de este activista que acaba de fallecer tras una huelga de hambre, diciendo que no era más que un terrorista y un delincuente común... Cierto que las declaraciones, fuera de contexto, son más llamativas de lo que el tipo quería, pero lo que está claro es que, como suele decirse, meó fuera de tiesto. Y lo peor de todo es que a esta gente toda la caña que se le de desde algunos medios de comunicación sólo sirve para aumentar su popularidad, y que mucha gente los admire aún más. Así es nuestra sociedad.

Pero lo que a mí más me fastidia es que, cuando veo en pantalla que sale alguno de estos iluminados, no puedo evitar recordar lo que hacen y dicen fuera de pantalla... y terminan estropeándome la función. Me joden la película.

Y eso sí que no se lo perdono.

P.S. ...hablando de dictadores, parece ser que Chávez adoctrinó a las FARC (lo que era vox populi) y a ETA (aquí no tanto), para matar al presidente de Colombia. Ni a Robert Ludlum se le hubiese ocurrido.

P.P.S. Ya falta menos para la primavera; no sé porqué, pero este año estoy deseando que llegue... Para celebrarlo, aquí dejo una de mis canciones favoritas: