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- Las religiones son como clubs, exclusivistas todas. Fomentan el concepto de los nuestros para que sepas a quién odiar. (Desmontando a Harry, 1997)

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lunes, 7 de junio de 2010

Los nuevos dioses

Siempre a vueltas con lo mismo. Según la prensa estamos sufriendo una crisis bestial; vale, lo acepto. Se están tomando medidas impopulares que van a hacer tambalearse a muchos gobiernos: lógico, son los que más desgaste sufren. Y se anuncian revueltas por toda Europa adelante para protestar por los recortes sociales que inevitablemente se tienen que producir, aunque eso, en algún caso, lo creeré cuando lo vea. Ya expuse en otro lugar mi postura al respecto: el pueblo lo formamos, fundamentalmente, una panda de borregos, una muchedumbre adormecida y que raramente se preocupa por nada más que de salvar su propio culo, así que no creo que llegue la sangre a donde tiene que llegar.

Sin embargo, pese a todas las dificultades que (dicen) se están padeciendo, seguimos adorando a los mismos dioses: un tenista (soberbio en su labor, que una cosa no quita la otra) que gana 1,2 millones de euros en dos semanas; unos jugadores de fútbol a los que prometen 600.000 pavos si hacen su trabajo en un mes; un conductor de coches que sí, que pisa el acelerador a fondo y que llega unas milésimas de segundo antes... ¿a dónde?, me pregunto. Un tipo que, gracias a la estatura que la naturaleza le ha dado, llega más fácil a un aro con una red e introduce muchas veces un balón por él... Vale, que sí, que esto que escribo es demagogia pura. Soy el primero en adorar a esos neodioses y en postrarme ante sus hazañas. Hasta me emociono con ellos. Pero al menos, y como poco, a mí me parece... raro.

Pero raro de cojones. Claro que hay gente que públicamente se posiciona en contra del lugar en el que les hemos colocado, del altar en el que los estamos consagrando, pero temo que sólo es una postura políticamente correcta. En realidad se alegran más todavía de sus triunfos y alimentan aún más su posición, lo cual es todavía más extraño.

¿Seré el único que lo ve? ¿O estaré tan equivocado? En fin... mejor me iría si no me preocupase tanto por estas cosas, que siempre termino divagando inútilmente. Como si yo pudiese hacer algo al respecto, aparte de expresar mi opinión... Así que voy a descargarme el segundo partido de la final de la NBA, que no pude verlo, a ver qué tal estuvo Gasol. ¡Qué crack, el tío!


1 comentario:

la cocina de frabisa dijo...

Síiiiiiiii, yo también estoy de acuerdo contigo.

No soy nada mitómana, así que mientras hacía otras cosas vi el partido de Nadal y cuando terminó lo primero que pregunté fue cuánta pasta se llevaría.
Es que no pierdo el norte, no me dejo cegar por el entusiasmo popular que necesita dioses para sobrevivir en la estrechez económica en la que vivimos. No les culpo, hacen bien en cobrar lo que les pagan, pero desprecio profundamente a los que se gastan millonadas habiendo seres humanos que se mueres de hambre, y ojo, no es demagogia barata.

biquiños