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- Las religiones son como clubs, exclusivistas todas. Fomentan el concepto de los nuestros para que sepas a quién odiar. (Desmontando a Harry, 1997)

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jueves, 9 de septiembre de 2010

Paraísos cercanos

Mala semana para ‘La Roja’: paliza que nos llevamos en fútbol y derrota (dolorosa) en básket. Lo que viene a confirmar algo evidente: en una competición deportiva puede ganar cualquiera, que para eso se disputa en igualdad de condiciones. Y que quede claro que no pienso que ni Argentina ni Serbia sean cualquiera. Tampoco viene tan mal perder de vez en cuando, y mucho menos en partidos de escasa trascendencia como el del martes en el Monumental, porque así es más fácil mantener los pies en el suelo. Ya se volverá a ganar en las próximas citas decisivas.

Este fin de semana pasado me dí un estupendo paseo por Tapia de Casariego, pequeño pueblo asturiano cerca de la frontera con Galicia que apenas conocía. Comí en un buen sitio cercano al puerto (qué fabes con mariscos, la madre que me parió...) y después bordeé el precioso paseo marítimo hasta la playa más grande, la de Anguileiro. Todo estaba muy limpio, muy cuidado, y se respiraba la tranquilidad propia del norte pese a ser un fin de semana de verano. El clima no acompañaba demasiado y el sol no hizo acto de presencia, prácticamente, por lo que la playa no estaba muy concurrida; pero se podía adivinar que por allí no se padece ese turismo de masas que tienen en el sur y que, no sé muy bien el motivo, aquí se echa en falta a veces en prensa y estamentos oficiales. Cuántas veces se lee eso de ‘si aquí tuviésemos el sol de Andalucía tendríamos mucho más turismo’... Supongo que será porque cuanta más gente venga, más dinero se gastan. Pero estoy seguro de que tanto en Tapia como en la mayoría de los pueblos norteños la gente está encantada con el hecho de poder disfrutar de sus lugares de residencia sin tropezarse con un turista japonés con cámara a cada dos pasos, o con ingleses en chanclas y calcetines mirando embobados su mapa en medio de todas las calles por las que pasan. La Costa del Sol, por ejemplo, es una preciosidad, y su clima (dicen) una bendición a lo largo de todo el año, aunque a mí el calor que sufren me mata; pero esas mareas humanas de los meses de verano son una barbaridad. Yo no cambiaría los fabulosos paisajes de la ría de Vigo, por ejemplo, o la Costa da Morte, o los cañones del Sil, o la maravillosa península coruñesa por ningún rincón del Sur, por muy buen clima que tengan. Aunque sólo sea por no tener que soportar a todos los que buscan sol y playa garantizados. Caso aparte es el casco viejo de Santiago, que aguanta más de doscientos días de lluvia al año pero recibe, creo yo, más gente que cualquier lugar del Mediterráneo; sin embargo, esos días de invierno en los que consigo callejear un poco por el Vilar o por el Franco sin tropezar con un despistado peregrino son absolutamente maravillosos. O Sanxenxo: una joya paisajística, destrozada por el voraz urbanismo que explotó en décadas pasadas aprovechando el microclima que se disfruta en la comarca del Salnés. La playa del Silgar es un hormiguero cualquier día de agosto y llegar hasta la orilla es, en ocasiones, misión imposible; pero, al igual que Santiago, es maravilloso bordear el paseo marítimo y llegarse hasta Portonovo cuando cae el sol... simpre que consigas abstraerte de las moles de cemento y hormigón que te acompañan a lo largo de todo el recorrido.

Sea como sea, viajar es una delicia, aunque sea a esos pequeños paraísos cercanos que tenemos en Galicia, Asturias y el norte de ESPAÑA en general. Y Tapia de Casariego me lo pareció, incluso bajo un manto de nubes.

1 comentario:

la cocina de frabisa dijo...

Coincido contigo, Tapia tiene mucho que pasear y disfrutar.
Asturias en general me encanta y voy muchísimo (en realidad voy todos los meses por otras cuestiones y de paso la disfruto).
La gente del norte (en general) soportamos mal el calor, así que si nos movemos en las mismas latitudes, disfrutaremos más de lo que veamos y comamos.

bicos