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- Las religiones son como clubs, exclusivistas todas. Fomentan el concepto de los nuestros para que sepas a quién odiar. (Desmontando a Harry, 1997)

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lunes, 6 de septiembre de 2010

Cuestión de imagen

Qué lástima lo de Tomizawa ayer en San Marino: morir en cualquier circunstancia anormal es horrible, pero cuando no te lo esperas en absoluto y estás haciendo algo por lo que te pagan y disfrutas... en fin, es una pena. Eso sí: en el África subsahariana, en Irak, Afganistán, algunas zonas de la India y Bangladesh les importa una mierda que ocurran estas cosas. Seguro.

Ayer recordé, viendo no sé qué programa en la tele en el que salía un modelo masculino que había adelgazado hasta los 29 kilos, un detalle que me ocurrió hace poco tiempo y que retrata muy bien la sociedad en la que vivimos y que me hizo gracia rememorar. Para ponernos en situación, digamos que hace dos años yo pesaba algo más de cien kilos de peso; y hace cinco o seis debía rondar los 120, más o menos, que tampoco visitaba con mucha frecuencia la báscula. Hoy bordeo los ochenta kilos, que para mi 1,83 de altura es un peso razonable. Por aquel entonces también vestía acorde a mi aspecto: ropa holgadísima, poco variada (no encontraba demasiadas prendas de mi talla a un precio asequible) y bastante fea, para ser sinceros. Horrorosa. A los gordos no nos diseñan colecciones exclusivas, pensaba yo. Y para Inditex no debíamos de ser rentables. Hoy la cosa ya cambió y puedo comprar en cualquier sitio a buen precio, por lo que mi guardarropa creció considerablemente. El caso es que por aquel entonces, a pesar de ocupar mucho más espacio que el resto de los mortales casi nadie reparaba en mi presencia; y me refiero a personas desconocidas o con las que tenía un trato mínimo, no a los más allegados. Era entrar en una tienda, en un supermercado o en un ascensor, mismamente, y ni una palabra de más, ni una mirada. Pasaba completamente desapercibido.

Sin embargo hoy es diferente. No mucho, pero sí lo suficiente para que la cosa me haga gracia, aunque en realidad no sea para reirse. Por ejemplo: en un supermercado la charcutera se acordó, la segunda vez que pasé por allí, del tipo de fiambre que compraba (pavo El Pozo sin grasa y sin sal, 400 gramos), y además me regaló dos tupper para que se conservasen convenientemente. Todo con su mejor sonrisa. Nunca me habían regalado nada en un supermercado, lo juro. La que vende palomitas en el bar de los cines de Los Rosales se fijó en que llevaba una camiseta de Batman el día del estreno de 'El caballero oscuro' e hizo un comentario jocoso sobre la coincidencia; tras contestarle brevemente con toda la cortesía de que fui capaz ('es que me gusta sacar mi lado friki de vez en cuando', creo que le dije mientras ya me marchaba), me regaló un vaso que costaba un par de pavos (o algo parecido, que no lo recuerdo bien) con la imagen del Hombre Murciélago, diciéndome que así llevaba el pack completo. Nueva sonrisa de circunstancias con el obligado agradecimiento. Y lo peor de todo: hay un montón de compañeras que trabajan en el mismo edificio que yo, aunque en otras plantas, y que en la puñetera vida me saludaron a primera hora de la mañana (cosa que hasta me parece cojonudo); y que hoy lo hacen todos y cada uno de los días ¡llamándome por mi nombre! ¡Y yo no sé el de ninguna! En fin, tengo que tirar de recursos y emplear las típicas frases de cortesía impersonales: cómo te va, qué tal por arriba (trabajo en un piso primero, y malo será que no estén trabajando en las plantas superiores y sí en el bajo...)

En fin, que sólo con cambiar un poco de aspecto la vida de una persona cambia como no lo hace de ninguna otra manera. Todo esto me parece muy simpático, pero me demuestra que es absolutamente cierto lo que se dice: en este mundo, somos exactamente lo que tenemos, lo que parecemos y, por último, lo que valemos. En este estricto orden.

Y pensándolo bien, el asunto no es tan simpático.

2 comentarios:

la cocina de frabisa dijo...

Me mondo!! Hombre, es que has de reconocer que bajar 20 kg no es asunto baladí, jajjajajajjaa.

Los gorditos no tienen buena prensa, te hacen gracia, te ríes con sus chistes, pero no sales con ellos, esa es la verdad.
Además, vivimos en la era de la imagen, botox, cirugía estética, etc. etc, la gordura, no se contempla.

Muy guapo en la foto, si señor, sigue con el fiambre 0% grasa que te va muy bien :)

Yo no me obsesiono, me gusta comer y como, no me privo de nada pero practico política de contención, puedo engordar un par de kilos pero al poco tiempo y sin hacer nada especial, los bajo. Si me apetece un pastel, me lo como, pero no todos los días me apetece, vamos... por apetecer, digamos que no todos los días lo como, ya me entiendes, dieta sana en general, pero sobre todo por salud y en segundo puesto, por estética que soy súper presumida.

bicos y lluviosos días.

ElDeMonteAlto dijo...

Ay, si yo te contara lo que me gusta comer... Pero en fin, era cuestión de elegir: o seguir pasando desapercibido, o ser el objeto de deseo de las charcuteras. La elección estaba clara... (^_^)

¡Gracias y muchos bks!