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- Las religiones son como clubs, exclusivistas todas. Fomentan el concepto de los nuestros para que sepas a quién odiar. (Desmontando a Harry, 1997)

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martes, 2 de marzo de 2010

Iluminados

Me encanta ir al cine. No sólo a ver la película de turno, sino todo el ritual que me monto para hacerlo: escoger la sala, comprobar horarios, leerme las reseñas publicitarias, comprar palomitas (fundamental: no se puede ser cinéfilo sin palomitas)... Podría decirse que, hoy por hoy, es mi único vicio. No hay semana que no pase dos veces, al menos, por taquilla. Y, por supuesto, en cuanto se apagan las luces y terminan los avances de los próximos estrenos, que casi siempre me fascinan, intento sumergirme en la historia que me cuentan, meterme en la piel del protagonista sin moverme de mi butaca e intentar comprender, algunas veces, qué me quieren contar con lo que estoy viendo. Si consigo salir de la sala pensando al menos un par de minutos más en lo que acabo de ver, ya doy por bien empleado el tiempo invertido.
Sin embargo, me revientan el alma los actores y actrices que desempeñan su trabajo en otro sitio que no sea delante de las cámaras. Siguen interpretando sus personajes en la vida real y, en algunos casos, se creen ser otra cosa distinta de lo que son. Me toca las narices sobremanera el papel salvavidas que se arrogan algunos encabezando manifestaciones en pro de cualquier supuesto derecho de algún colectivo marginado, pisoteado por algún gobierno desalmado o alguna multinacional opresora, y que en cuanto acaban se suben a su avión privado rumbo a las playas de Bali, a descansar de tanto trajín... O la postura que adoptan en las entregas de premios, creyéndose por encima del bien y del mal y faltándole al respeto a cualquier representante político; cosa que, por cierto, si hiciese yo me montarían un pollo del quince, sin ningún miramiento. Pero eso es otra historia. Ahora salta Guillermo Toledo, que tanto me hizo reír en '7 vidas', por ejemplo, poniéndose del lado del 'oprimido estado cubano' y de su gobierno (una dictadura, que los artistas siempre suelen olvidar el detalle) y defendiendo su papel en el caso de este activista que acaba de fallecer tras una huelga de hambre, diciendo que no era más que un terrorista y un delincuente común... Cierto que las declaraciones, fuera de contexto, son más llamativas de lo que el tipo quería, pero lo que está claro es que, como suele decirse, meó fuera de tiesto. Y lo peor de todo es que a esta gente toda la caña que se le de desde algunos medios de comunicación sólo sirve para aumentar su popularidad, y que mucha gente los admire aún más. Así es nuestra sociedad.

Pero lo que a mí más me fastidia es que, cuando veo en pantalla que sale alguno de estos iluminados, no puedo evitar recordar lo que hacen y dicen fuera de pantalla... y terminan estropeándome la función. Me joden la película.

Y eso sí que no se lo perdono.

P.S. ...hablando de dictadores, parece ser que Chávez adoctrinó a las FARC (lo que era vox populi) y a ETA (aquí no tanto), para matar al presidente de Colombia. Ni a Robert Ludlum se le hubiese ocurrido.

P.P.S. Ya falta menos para la primavera; no sé porqué, pero este año estoy deseando que llegue... Para celebrarlo, aquí dejo una de mis canciones favoritas:


3 comentarios:

nandete dijo...

Muy de acuerdo contigo , a mi tambien me ponen del hígado esa terna de actores/ actrices, siempren suelen ser los mismos ( liderados por la Bardem ) que se atribuyen facultades de juez y parte, y piensan que todo lo que dicen es palabra de Dios.

ElDeMonteAlto dijo...

Pues sí, lo de los Bardem ya empieza a cheirar un poco... La culpa es nuestra, que los tratamos como a Dioses, y luego no saben bajarse del cielo...

C B dijo...

Qué bueno el vídeo... Espectacular.
Respecto a los actores caen en el mismo defecto que ellos critican: la parcialidad y la doble vara de medir....