Por circunstancias, esta última semana he comido en lugares bien diversos: un día en mi casa, otro en el bar de mi hermano, un día después en el de Cris, al siguiente en Salamanca, anteayer en Astorga, e incluso anoche en un McDonald´s... y recordé un detalle en el que me vengo fijando desde hace unos años; algo sobre lo que ya opiné en algún lugar, pero que no deja de llamarme la atención pase el tiempo que pase. Y es la cantidad de gente que pasa esos instantes de la comida, que antes, cuando yo era un chaval, era ese tiempo que aprovechaba la familia/matrimonio/pareja para estar juntos y comentar las incidencias del día... en soledad. Comiendo sola. Como decía no puedo evitar el percatarme, cuando entro en un local y aunque no quiera, de todas esas mesas ocupadas por una sola persona, atentas solamente a su propio mundo, o leyendo el periódico, en inevitable silencio... Antes siempre me preguntaba por las circunstancias que rodearían a aquellas soledades, que parecían destierros de algún sitio que desconocía; o qué habría llevado a esas almas a avanzar en la vida sin nadie con quien compartir siquiera esos momentos de descanso. E incluso me atrevía a intentar adivinar, por las expresiones de sus rostros, si aquellas personas habían elegido aquella soledad o, por el contrario, sería una soledad no autoimpuesta y se habían visto abocadas a sufrirla sin desearlo realmente. Llegase a la conclusión que llegase, lo cierto es que todas parecían... tristes.
Hoy ya no lo hago; ya no me pregunto qué le habrá pasado a esa gente. Sigo observando, pero la respuesta la tenía delante de mis ojos.
Y es que siempre contemplo esas mesas... desde la soledad de la mía.
P.S.: Miguel Delibes ha muerto. Descanse en paz uno de los más grandes escritores españoles, con el que además descubrí la verdadera literatura y el placer de leer; y que ha escrito maravillas como 'La sombra del ciprés es alargada', 'El camino' (el mejor de todos, para mí), 'Cinco horas con Mario' o 'La hoja roja'.
P.P.S.: Termino con una frivolité: las más guapas de los Oscar del pasado domingo:
Hillary Swank, espectacular de Armani Privé:
Sandra Bullock, de Marchesa:
Cameron Diaz, de Óscar de la Renta:
Maggie Gyllenhaal, con un Dries van Noten:
Anna Kendrick, de Elie Saab:
Diane Kruger lució un Chanel:
Demi Moore escogió un Versace:
Zoe Saldana, de Givenchy:
Charlize Theron, espectacular con un Dior:
Sigourney Weaver, muy elegante con un diseño de Lanvin:
Kate Winslet, de Salvatore Ferragamo:
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