.

- Las religiones son como clubs, exclusivistas todas. Fomentan el concepto de los nuestros para que sepas a quién odiar. (Desmontando a Harry, 1997)

.

lunes, 25 de enero de 2010

Despertar

Como dijo Jake Sully cuando llegó a Pandora, había que despertar en algún momento. Él lo consiguió; yo, por ahora, me voy desperezando... una vez más. ¡Éste es el séptimo blog que comienzo! ¿Y qué me encuentro? Con lo mismo de siempre: algo le gusta a mucha gente, y aparece una legión de iluminados para ridiculizarlo. Para recordarnos que, si algo es bueno, de calidad, no puede gustarle a una mayoría de personas. A la gente. Y viceversa: si algo nos gusta a la mayoría, no puede ser muy bueno. Así es nuestra sociedad: el restaurante más popular, lo queramos o no, es McDonalds. Un asco para los que entienden de nutrición. Lo que más leemos es Crepúsculo, o El símbolo perdido. Literatura barata, calidad ínfima. ¿Zara? Puf, ahí compran miles de chicas, es barato, ¿cómo va a ser de calidad? ¿Y los que nos gobiernan? Los elegimos por mayoría. ¿Dan asco también? Bueno, ahí no hacen falta sesudos críticos para orientarnos: cualquiera puede ver que, en general, sí que lo dan. Y no hace falta estudiar la teoría de las élites para percatarse de ello. He ido a ver Avatar tres veces, y me ha ocurrido exactamente lo que esperaba: la primera vez tenía las expectativas tan altas que salí algo decepcionado: mucha parafernalia, el 3D insuperable, pero la historia era Pocahontas en un futuro no tan lejano. Rollo ecologista, políticamente correcto. Simple. Pero aún así, a la salida estaba ligeramente fascinado por lo que acababa de ver. Así que fui una segunda vez, a intentar que los árboles me dejasen ver el bosque. La historia seguía siendo la misma, evidentemente, pero... bueno, recordé que a veces lo simple es lo más difícil de conseguir. Aprecié un poco más la intención del director de contar algo, además de emplear la forma más avanzada de hacerlo. Me quedó la mosca tras la oreja. La tercera vez intenté fijarme en los personajes, en el ritmo, en pequeños detalles. Y ya no me pareció tan simple. Creo que, con el tiempo, esta película será algo más que un despliegue tecnológico en tres dimensiones: será una historia que se podrá contar. Llegué a la misma conclusión a la que llego casi siempre: un crítico profesional de cine nunca tendrá en cuenta mi opinión, así que yo intentaré no volver a tener en cuenta la opinión de un crítico. Aunque sé de antemano que es tarea inútil: como siempre hago, me dejaré influir por ella. Seguro.

Mientras tanto, a ver si consigo despertar del todo, de una vez.

No hay comentarios: